El verano pertenece al elemento fuego y con él llega la máxima manifestación del Yang. La energía de este elemento, representado por el sol, nos da luz y calor. Con los días más largos y luminosos la vida se expresa en toda su plenitud. Este elemento representa la alegría, el entusiasmo, el deseo, la apertura de corazón, la claridad mental, el amor, la comunicación, la fuerza para que todo se desarrolle.
Los órganos que pertenecen a este elemento son el corazón y el intestino delgado. En el marco de la medicina tradicional china, en nuestro organismo el corazón se compara con el emperador, que es el intermediario entre el pueblo y lo celeste. Alberga el espíritu y es muy sensible a los impactos emocionales; de su estabilidad depende todo el equilibrio emocional.
La emoción asociada a este elemento es la alegría. Pero un exceso de alegría, entendido como euforia o sobreexcitación, es perjudicial para el corazón.
A nivel corporal, los vasos sanguíneos y la circulación de la sangre dependen del corazón.
- Si existe equilibrio en este elemento sentiremos entusiasmo, alegría, deseo de vivir, simpatía, bondad, comunicación…
- Si, por el contrario, existe desequilibrio puede haber hiperactividad, nerviosismo, egoísmo, celos, impulsividad, actitud autoritaria, ambición desmesurada, ansiedad e insatisfacción que puede generar el querer siempre más y más.
De los sonidos, la risa y la palabra pertenecen al fuego, al igual que el color rojo y el sabor amargo. Podemos tonificar este elemento con las frutas y vegetales de color rojo como cerezas, fresas, albaricoque, higo, sandia, tomate, pimiento, melocotón remolacha y un poco de amargo,verduras como endivia, berros lechuga, escarola…recordad que un poco de amargo tonifica pero en exceso lo daña.